
Para que quede claro, Presidente Donald Trump tiene una misión de venganza política. Durante las últimas 1.848 horas —y sí, estamos contando—Trump ha dejado muy claro que está buscando desmantelar todos los restos de las administraciones de Joe Biden y Barack Obama.
No busque más allá de lo reciente New York Times Artículo que detalla todas las personas y organizaciones que ha despedido, degradado, desmantelado y neutralizado. Administración Trump ha iniciado extensas purgas dentro del gobierno federal desde el comienzo de su nuevo mandato.
El recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), dirigido por Elon Musk, ha supervisado despidos masivos en agencias vitales, incluidos el Departamento de Educación, el de Salud y Servicios Humanos y la USAID. Todos estos esfuerzos están diseñados para desmantelar las regulaciones que amenazan el legado establecido por Biden y Obama.
Además, ha quitado la autorización legal a varios bufetes de abogados, ha revertido políticas de diversidad, ha intentado terminar con la ciudadanía por derecho de nacimiento y está aplicando duras medidas de inmigración, creando divisiones sociales y provocando desafíos legales.
Entre las personas que tiene en la mira se encuentran el Dr. Anthony Fauci, famoso por la COVID-19; la fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien supervisa algunos de los problemas legales de Trump; y, por supuesto, Biden y la exvicepresidenta Kamala Harris. Pero esa lista está lejos de ser exhaustiva.
La venganza de Trump ha dejado huella en el ámbito nacional e internacional, con importantes implicaciones para el panorama político y económico de Estados Unidos. Todo se reduce al poder y la retribución: tras su humillante derrota en las elecciones de 2020, ha enfrentado múltiples investigaciones, acusaciones y burlas públicas, lo que ha alimentado su deseo de tomar represalias contra quienes le hicieron daño.
Esto incluye a exfuncionarios del gobierno, figuras de los medios, fiscales y rivales políticos. Este mandato presidencial está marcado por ser diferente. Ha puesto a prueba sus poderes instalando a leales en puestos clave mientras socava el poder judicial y las agencias federales, alineando estratégicamente al gobierno para “besar el anillo”.
Estas acciones han provocó protestas a nivel nacional y una reacción masiva en torno al desmantelamiento de los servicios públicos esenciales. Aunque estos actos son agresivos, son en gran medida performativa. Está apaciguando a sus partidarios, construyendo una narrativa de que sus acciones representan no una vindicación sino justicia. Por lo tanto, estos despidos no son más que una fastoria de su poder.
En estos 77 días, ha marcado la pauta: si le haces frente a Trump, te enterrará. Si eres periodista, juez o trabajas en su administración, nadie está exento de su ira. No solo dirige la nación, sino que ajusta cuentas mientras intenta reescribir la historia.
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